Evolución
del género dramático en México
Como
ya sabemos, el género dramático, tiene sus orígenes en la antigüedad, claro que
cada civilización la ejerció de distinta forma, ya sea por su cultura o por la influencia
de otras culturas en la propia. Esta modalidad de expresarse surgió
primordialmente para satisfacer la necesidad de realizar rituales ya sea
religiosos o mágicos, en los cuales cantaban bailaban, recitaban,
ejemplificaban batallas de sus dioses, narraban historias trágicas o heroicas,
todo con tal de tener el favor de sus dioses, tanto como en la guerra, en la
pesca, en la cosecha etc., vamos hasta para tener el favor y procrear hijos
valientes y sabios. Además, al ejemplificar la vida de otra persona o de alguna
deidad, tenían la oportunidad de salir de su humanidad, y veían su vida desde
otra perspectiva, surgiendo así, uno de los principales objetivos de este género,
encontrar el propósito de la vida del hombre, meditar el origen y fin de su
existencia en este mundo. Todo lo que anterior he expuesto es de manera
general, puesto que la mayoría de las civilizaciones compartieron estas
características, incluyendo la cuna del género dramático: Grecia.
Bien,
centrándonos en nuestro país, guiados por testimonios españoles, las
representaciones ya estaban presentes desde antes de su llegada, pues sabemos
que los españoles, con propósitos evangelizadores, introdujeron diversas obras
las cuales contenían relatos bíblicos o de distintos santos, fue ideado de esta
manera para enfrentar la barrera del lenguaje que en un principio llevaba a
muchos jesuitas a desistir de su objetivo. Regresando a las representaciones
precolombinas, muchos investigadores no consideran que tengan signos teatrales,
“Las danzas y cantos dedicados a sus múltiples dioses, sus trajes y atavíos,
sus aderezos de plumas y joyas, sus máscaras, al igual que la pintura en
rostros y cuerpos y sus trajes de aves y animales, los disfraces, efectivamente
hablan, por su similitud con los signos teatrales, de un maquillaje, vestuario,
mimesis, escenografía y un escenario; pero [...] su propia esencia, el carácter
de su naturaleza ritual, nos impide considerarlos como signos teatrales”. (Castillo,
1995)
El
único lugar donde se podría considerar que las representaciones cumplían con
las características teatrales, era en la Península de la actual Yucatán, los
mayas por lógica, que fueron estudiados por diversos historiadores tales como
Alfredo Barrera Vásquez y René Cuña.
Posteriormente,
en los siglos XVII y XVIII surgieron numerosos representante los cuales son
recordados y citados aún en nuestros días, tenemos por ejemplo a Sor Juana Inés
de la Cruz, una de las primeras defensoras de los derechos de la mujer en
México, tenemos por conocido que en sus escritos evitó introducir la religión y
se centró en producir comedias teatrales tales como: “Los empeños de una casa”,
“El cetro de José” y “El divino narciso”. De igual manera el movimiento de independencia
propició que muchos se inspirar y produjeran diversas obras relatando todo lo
que iba aconteciendo, una forma muy eficaz de dar a conocer los sucesos
teniendo en cuenta el elevado nivel de analfabetismo del país en ese entonces.
Aproximadamente
100 años después el género dramático en México tuvo un gran golpe:” “El teatro en México se vio gravemente aturdido
por todo lo que la Independencia implicó.” (CCVO, 2016) La guerra trajo
consigo inestabilidad y escases, y no había mucho tiempo para escribir, pero lo
más importante, había libertad. Pasando la tormenta, con la calma llegaron
escritores como Fernando Calderón y Manuel Eduardo Gorostiza, junto con ellos
llego el concepto de zarzuela, volviéndose viralmente popular.
Situándonos en el siglo XX, la zarzuela dominaba
en todo el territorio Mexicano, en 1902 se conformó la Sociedad de Autores
Dramáticos, y emergieron grandes obras las cuales se reprodujeron en cantidad
superiores a las anteriormente vistas: “…en
1904 la zarzuela de José F. Elizondo, Chin-Chun-Chan fue la primera obra mexicana en alcanzar
las 1.000 representaciones”. (Universia Mexico, 2014)
Pasando la Revolución mexicana, el género dramático no tuvo
una recaída, si no que se estableció como uno de los principales medios para
impulsar y difundir la cultura por toda la nación, sus principales exponentes
fueron Xavier Villaurrutia y Salvador Novo. A partir de 1925 hasta 1950 se
realizaron grandes e importantes reformas y avances en cuanto al género
dramático, con el nacimiento de la Unión de Autores Dramáticos presidida por
Manuel Díaz Barroso. Después de 1950, a través de las obras “Corono de sombra”,
“Medio Tono” y “El gesticulador” se consolidó el realismo. En estos mismos años se introdujo el
teatro en los estudios universitarios, siendo este el gran impulso que
necesitaba el género dramático.
Después de observar de cerca todo el proceso que atravesó el
teatro mexicano me pregunto, ¿qué pasó? .Quizá solo sea yo, pero el teatro como
tal, el género dramático como tal no sobresale en nuestros días, investigué un
poco y encontré un artículo de El Universal con un titular nada alentador: “El
teatro mexicano actual vive un periodo de sequía” (Luna, 2002)
Alejandro Luna, quien es al autor de estas contundentes
palabras, presenta un libro sobre el tema, en el cual explica quela época de oro del teatro mexicano fue en los
años 60 y 70, expone en su entrevista a El Universal que a pesar del
crecimiento demográfico en el país las salas se has vuelto vacías a través de
los años, explica que no se debe a malas escenografías, o escases de
directores, puesto que el género se basa en un gran conjunto de elementos y
todos dependen unos de otros; para él, el verdadero causante es el cada vez menor apoyo que da el
gobierno federal a áreas culturales, especialmente el teatro.
Cuando llegué a este punto dejé de leer el artículo… ¿Siempre
va a ser así? ¿Nos esforzaremos por años forjando un legado para que otros
simplemente lo olviden? Vivimos en una época en que se le da más importancia al
capital que nuestra identidad, ya se personal o colectiva, nuestra cultura.
Somos humanos, somos un manojo de emociones, necesitamos expresarlas de algún
modo, es indignante que no solo sea el gobierno o los líderes políticos que olvidaron
nuestras raíces, si no la mayoría de nosotros le damos más importancia a cosas
que en realidad no se merecen ni un poco. Cambiemos primero nosotros, luego
cambiemos el mundo.
“Si ayudo a una sola persona a tener esperanza, no habré
vivido en vano.” Martin Luther King
Referencias
Castillo,
F. M. (1995). Teatro Peninsular (Precolombino y Evangelizador). En F. M.
Castillo, Teatro Peninsular (Precolombino y Evangelizador) (págs.
149-154). Mérida, Yucatán.
CCVO. (2016). Centro Cultural Valle Oriente.
Obtenido de http://www.arte-musica-y-cultura.com/teatro_mexicano.html
Iberti, C. (2015). ICARITO. (G. Copesa,
Productor) Obtenido de
http://www.icarito.cl/2009/12/98-177-9-genero-dramatico-2.shtml/
Luna, A. (3 de Abril de 2002). "El teatro mexicano
actual vive un periodo de sequía: Alejandro Luna". El Universal.
Universia Mexico. (26 de Marzo de 2014). Fundación
Universia. Obtenido de
http://noticias.universia.net.mx/tiempo-libre/noticia/2014/03/26/1091131/historia-teatro-mexicano.html
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