Monólogo
Son textos orales que
presentan a personajes, costumbres, actitudes… desde una perspectiva cómica.
Generalmente, son interpretados en programas de televisión o en escenarios de
pequeños teatros, ante una audiencia que busca el entretenimiento y a la que se
le exige permanecer atenta para captar las agudezas, los juegos de palabras,
los dobles sentidos… Habitualmente, empiezan por una anécdota o una pregunta, a
partir de la cual se van hilvanando peripecias jocosas, chistes, boutades…. Los
protagonistas suelen ser estereotipos sociales perfectamente reconocibles por
el auditorio (el funcionario, el incompetente, las madres…), aunque también se
recurre a personajes históricos o contemporáneos (famosos, políticos…) para
establecer asociaciones cómicas. Una de las características del género es la
agilidad con la que se van ensartando nuevos asuntos cuya relación con el tema
del monólogo es casi siempre sorprendente y disparatada. Muchas veces el
dinamismo se consigue con la inclusión de otras voces mediante retazos de
diálogos. Y es muy frecuente que aparezcan interpelaciones a la audiencia.
Evidentemente la ironía es un mecanismo que ayuda a la construcción de dobles
sentidos, pero también aparecen otros recursos, como la hipérbole, la
comparación, la metáfora, el paralelismo, el calambur, la interrogación
retórica.

El
teatro romano antiguo ofreció monólogos extensivamente, más comúnmente que
teatro griego clásico o teatro moderno. Uno de los propósitos clave de estos
monólogos era indicar el pasescenas. Este tipo de monólogo se conoce como un
monólogo vinculante. Otros monólogos incluían "monólogos de entrada"
y monólogos de salida. En cada uno de estos casos una función primaria está
indicando el paso del tiempo.
Desde
el teatro renacentista en adelante, los monólogos generalmente se enfocaban en personajes
que usaban el discurso extendido para perseguir su necesidad dramática. El
teatro posmoderno, por otra parte, abarca a menudo los aspectos formativos del
monólogo, hasta el punto de desafiar la frontera entre la representación del
carácter (por ejemplo, la actuación) y los discursos autobiográficos.
Características:
El monólogo se diferencia del diálogo porque resalta el papel del interlocutor
implementando interrogativas y referencias, las exclamaciones son frecuentes y
atiende de manera limitada al discurso mismo. El personaje no se dirige a
un interlocutor material, sino que habla o piensa para sí mismo con
autenticidad y desinhibición.1
El personaje se caracteriza por
expresarse a través de dos medios: la voz y el pensamiento. Ambos procedimientos
admiten dos modos de expresión:
1. Enunciados de voz citada y
diálogo: se refiere a cuando la voz está aislada o en réplica con otros
personajes.
2. Enunciación de pensamiento: comprende el monólogo citado, monólogo auto citado, monólogo autónomo y pensamiento referido. “Pero puede suceder que la voz y el pensamiento aparezcan de modo cerrado, es decir, se ofrezcan en la narración desde posicionamientos más o menos solapados, produciéndose, por consiguiente, una cierta gradación según permanezcan o no el enunciador o el sujeto cognitivo del personaje.
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